INTRODUCCIÓN.
Me meto en los asientos de atrás del coche con resignación,
me cruzo de brazos y suelto un bufido, quiero llorar, y mis ojos están a punto
de derramar las miles de lagrimas que tengo guardadas, pero soy fuerte absorbo
hacia arriba y me aguanto.
Mi madre está en el asiento de copiloto, tiene la mirada
perdida, no dice nada, esta seria, pensando en algo, ¿y en que? os
preguntareis, pues si os soy sincera, no me importa ni lo más mínimo.
Mi hermana pequeña, Zoey, se sienta a mi lado, lleva en la
mano su videoconsola, siempre la lleva consigo a todos lados, la miro con añoranza,
ella posa sus ojos verdes en mí, sonríe con inocencia, y vuelve a fijar la mirada
en la pantalla.
Acaricio su pelo rubio con delicadeza, se que pasara mucho
tiempo hasta que lo pueda volver a hacer, la echare de menos.
Y por último lugar mi padre, se sienta en el asiento del
conductor, cierra la puerta con fuerza, arranca el coche y se pone el cinturón,
todos sus movimientos son fríos, bueno ¿Qué digo fríos? Helados, mi padre, el
hombre que hace que yo le llame padre, si, ese, es el hombre más distante del
mundo, sus pupilas negras se posan en mi, y con un simple gesto me ordena que
me ponga el cinturón.
Las pocas veces que le veo al año, siempre suele estar
serio, pero hoy, hoy lo está más que nunca, me dan ganas de coger y arrearle
una patada en su hermosa cara de ejecutivo.
Empieza el coche a ponerse en marcha, y en ese momento es
cuando me doy cuenta de que aquí, se termina mi vida.
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